Había una vez, en la selva amazónica, un grupo de indígenas llamados Cocamas que habían sufrido muchas dificultades a lo largo de su historia. Habían sido conquistados y luego se habían rebelado contra los españoles, pero finalmente fueron derrotados. Luego, sufrieron epidemias y abusos por parte de los colonos y las autoridades. Además, durante el apogeo del caucho, fueron explotados y sometidos a trabajar en condiciones inhumanas.
Pero un día, Don Manuel Pacaya, un valiente Cocama, decidió que era hora de buscar un lugar seguro y tranquilo para su pueblo. Después de muchas discusiones, él y un grupo de seguidores decidieron emprender un viaje hacia la desembocadura del río Ucayali, donde se decía que había un lugar habitable.
La expedición partió en una canoa hecha a mano, llamada "ovada", que era muy común entre los Cocamas. A lo largo del camino, enfrentaron muchos peligros, como animales salvajes y rápidos caudalosos. Sin embargo, no se rindieron y finalmente llegaron a un lugar llamado La Laguna, donde se encontraron con otros indígenas llamados Cocamillas.
A pesar de que los Cocamillas habían tratado mal a los Cocamas durante años, Don Manuel y su grupo lograron hacer un trato secreto con ellos para obtener una porción de tierra. Luego, los Cocamas regresaron a su territorio y comenzaron a organizar un éxodo hacia La Laguna, pero sabían que los Cocamillas no les permitirían hacerlo.
Para resolver este problema, los brujos Cocamas idearon un plan para hacer llover torrencialmente con el ritual del "piripiri". En ese momento, los Cocamas aprovecharon para huirse en sus "ovadas" hacia La Laguna. Allí, se establecieron en la parte plana, donde hoy en día está la plaza de armas de Nauta. Enterraron un cántaro de masato en el centro y celebraron su nueva vida en el lugar al que llamaron "Maúta".
Con el tiempo, el pueblo cambió su nombre a Nauta y se convirtió en un próspero puerto fluvial. Los Cocamas construyeron sus casas alrededor de la plaza y comenzaron a vivir en paz y armonía. Sin embargo, nunca olvidaron su historia y las dificultades que habían enfrentado. En cambio, se enorgullecieron de su valentía y determinación para encontrar un lugar donde pudieran vivir libres y felices. Y así, la historia de los Cocamas y su fundación de Nauta se convirtió en una leyenda que se contó de generación en generación en toda la Amazonía.
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